miércoles, 2 de julio de 2008


"La vida se me ha aparecido siempre como una planta
que vive de su rizoma. Su vida propia no es perceptible, se
esconde en el rizoma. Lo que es visible sobre la tierra dura
sólo un verano. Luego se marchita. Es un fenómeno efímero.
Si se medita el infinito devenir y perecer de la vida
y de las culturas se recibe la impresión de la nada absoluta;
pero yo no he perdido nunca el sentimiento de algo que
vive y permanece bajo el eterno cambio. Lo que se ve es
la flor, y ésta perece. El rizoma permanece".

"También las cosas que en la juventud o posteriormente
me afectaron desde lo externo y se me hicieron importantes
lo fueron al quedar incorporadas a la experiencia
interna. Llegué muy pronto a la convicción de que si no se
da una respuesta y solución desde lo interno a las relaciones
de la vida, su significado es muy pobre. Las circunstancias
externas no pueden sustituir a las internas. Por eso
mi vida es pobre en acontecimientos externos. De ellos no
puedo decir gran cosa, porque lo que dijera me parecería
vacío o trivial. Sólo puedo comprenderme a partir de los
sucesos internos. Constituyen lo peculiar de mi vida, y de
ellos trata mi «autobiografía»".

No hay comentarios: