domingo, 27 de julio de 2008


Decidí recordar. Decidí mirar el cielo. Y eso hago, solo mirar. Sin cuestionamientos. Sin palabras ni texturas. Acepto con gratitud la caricia del viento. En mis manos tibias, abiertas, ausentes de mar. Ya la noche deja en libertad al silencio, no estaba soñando cuando escuché las campanillas del báculo. No estaba soñando, solo recordaba, abriendo la ventana, por si te veía pasar...
(V)

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